jueves, 26 de mayo de 2011

Mi gran hazaña

Yo estaba podrido de un otario bravucón, no solo porque odiaba a los bravucones, sino porque odiaba más a los otarios. Indignado por una golpiza que me había propinado (en la cual mis costillas fueron su bolsa de boxeo), me fui caminando a mi casa a paso de liebre. En realidad, a paso de humano que va rápido. En eso, por esas casualidades de la vida, mientras miraba el piso de manera resentida, me encontré una moneda. Lo primero que hice fue agacharme para juntarla e, inmediatamente, la raspé con mi uña para sacarle una tierrita que tenía pegada. Eran 25 centavos. 25 miserables centavos. 25 mil razones para lanzarlos al río, o 25 segundos para comprarme un par de chicles en el kiosco. Pensé primero en regalárselos a un niño pobre que pasaba por ahí, pero no me animé a encararlo. Luego me di cuenta de que si él no venía a pedirme, yendo yo iba a quedar mal. Era como que le dijera: "tomá, porque sos pobre". Además me di cuenta de que con 25 centavos no iba a lograr nada. El chico iba a seguir siendo igual de pobre. Con esa inservible moneda no le iba a dar de comer a nadie, ni una mejor vida a nadie, ni trabajo a nadie.
"Ni trabajo a nadie..."
Me volví caminando para la escuela. Estaba a dos cuadras, así que no tardé en llegar. Cuando me encontraba a 20 metros de la puerta, lo ví. Era el bravucón que salía solo, sin sus amigos, y caminaba a paso lento. Cuando me vio venir, sonrió. Yo no estaba seguro de lo que iba a hacer, pero cuando ví esa sonrisa maligna en su rostro, ya no me importaba mi inseguridad. Caminé unos metros, me acerqué a él, tomé carrera, y, cuando me encontraba a no más de un metro y medio de distancia de su enorme cuerpo, le revolié mi moneda de 25 centavos. Un grito seco por parte del grandulón, y, cuando abrí los ojos, lo ví agarrándose la boca. Cuando se sacó la mano, ví que le había partido un diente. Me fui corriendo.
Una vez en casa, ya estaba más contento y reconfortado: Con tan solo 25 centavos, le había dado trabajo a alguna persona. Los dentistas siempre lucran de alguna manera.

1 comentario:

Onom Atop Eya dijo...

Por favor que haya sucedido de verdad!!!!!!!
que hijo de puta!!!!!!
como me gustan tus escritos chango!
Un abrazo.