jueves, 30 de junio de 2011

Un hombre feliz

Alarma número 1. La hora del almuerzo comienza. Con parsimoniosa calma medida se levanta de su butaca y se dirige hacia la puerta que lo excretará al torrente de empleados que, al igual que él, escucharon la chicharra. Ya en el comedor se sienta a disfrutar mesuradamente de la comida, perfectamente equilibrada para su correcta alimentación, que todos los días prepara.
Alarma número 2. El día laboral llegó a su fin sin sobresaltos. Se dirige a su auto, fiel testigo de su estándar económico. Se pone el cinturón de seguridad, circula con precaución, conserva la derecha, frena antes de la senda peatonal, cede el paso. En su casa lo espera su esposa lista con la comida lista, la casa lista, los chicos listos… el futuro listo. Todo funciona de acuerdo al plan (gracias a Dios!).
Alarma número 3. Noche. Sudor frío que cubre todo el cuerpo. Al abrir los ojos cae en la cuenta de que en el otro extremo de la cama yace un cuerpo que alguna vez fue el compañero perfecto del suyo. Cierra los ojos, tiene que dormir, a esa hora no se hace otra cosa… o si? Revisa el libreto. Encuentra la brecha. Decide comenzar a vivir en el refugio de la noche. Se levanta sigilosamente, la distancia que lo separa de su esposa le permite salir sin ser escuchado. De un trago se toma un vino que está reservado para ocasiones especiales. Se sienta en la computadora y escribe como desquiciado, estalla en esas líneas todo un torbellino de emociones. Sacia su lujuria con los productos eróticos que le ofrecen en el mercado virtual. Saquea la heladera devorando las provisiones perfectamente racionadas para los días venideros…
Solo falta una hora para despertar. El pánico amenaza con reventar sus venas. Desesperadamente limpia el desorden de la cocina, tira la botella vacía al baldío de al lado, elimina los escritos y el historial del navegador virtual. En medio del frenesí calcula que con suerte puede encontrar un almacén abierto que le permita reponer los alimentos que sucumbieron a la comilona.
Exhausto, luego de borrar toda evidencia de su libertina aventura nocturna, se desploma en la cama.
Alarma número 4. Un nuevo día comienza. Su rostro jovial saluda con un beso al de su esposa y al de cada uno de sus hijos. Desayuna nutritivamente antes de salir para el trabajo. Sube a su auto, se pone el cinturón de seguridad, circula con precaución, conserva la derecha, frena antes de la senda peatonal, cede el paso… La vida se desenvuelve armoniosamente como era de esperarse.
Alarma número 5…

miércoles, 29 de junio de 2011

Ensueños

Sueño. Horas y horas de vigilia onírica pueblan mis noches de aromas, sabores y estallidos de locura en mi piel. Días enteros recordando una caricia, un suspiro, un susurro anhelante, una palabra que acaricia el alma, una sonrisa que es como la de mil alegrías juntas. ¿Cómo desear el descanso si nada puede ofrecerme el sueño que se compare a su abrazo etéreo? ¿Cómo sumergirme en mis sábanas si una sola mirada de sus ojos de mar me inunda el pecho de anhelos de ruta? ¿Cómo ansiar el regreso después de caminar un segundo a su lado, de probar la timidez y el desenfreno de sus labios, de perder la noción del tiempo en ese mundo de dos que construimos en cada encuentro?
Sueño...