lunes, 25 de febrero de 2008

Reduce Fat Fast y otras maravilas de la naturaleza...

ANTES (5.000 kilos de más)
El abismo que se esconde detrás de la última palabra, esa que no sospecha nunca que caerá al vacío eterno de los innombrados; ese abismo siempre latente, siempre presente y amenasante... El más mínimo indicio de su presencia, desencadena un caos de ira, desesperación y temor, caos que muere en manos de este berdugo sigiloso. Solo basta una mirada perdida, un brillo vítreo encontrado en los rincones inmóviles de un párpado, para descubrir la certeza de un fragmento de la existencia olvidado. Embriagado por las increíbles parras del pensamiento, nuestro compañero abandona lentamente este mundo terrenal para encaramarse en otro mucho más arbóreo y ramificado; un mundo que se codea con el sueño...
DESPUÉS (como chancho por su casa)
Actor, y simultáneo espectador, de este soliloquio obligado y por sobre todo cruel, me veo cayendo cada vez más en terrenos donde solo existe un juez para esas realidades, suculentas realidades; en ese instante el velo se corre paralizando el tiempo y los consensos, mostrando un bloque de arcilla donde eclosionan mis esperanzas y deseos, donde se encarnan los antiguos retos a la conciencia (¡tan racional ella!... pobre...). En algún momento un pie, actuando a su antojo, comienza a sumergirse en ese mar rojizo de potencialidad infinita; a su causa se suman otras partes del cuerpo cansadas como él de la adoquinada cotidianeidad, perfectamente planificada y pulida, con sus cronogramas de tareas y sus pastillas para dormir. Rezagada, la cabeza se aferra con pelos y párpados a sus seguridad de pochoclo para microhondas, a su Tupperware cósmico cerrado al vacío...
La inmersión es casi total; como flotando a la deriva se ve un dedo de frente que aún se resiste... lamentablemente no alcanza, todos sabemos que se necesitan dos para sobrevivir entre los mortales (¡como si uno aspirara nada más que a eso!). Conciente -aún- de su reprochable estado se sacrifica (¿existe la posibilidad de elegir?) en pos del bienestar general, sabiendo que hace lo correcto, que con su entrega cumple el designio divino, cristiano, posmoderno y capitalista (como todo buen ciudadano...).
Ni una lágrima se derramó por él, ni siquiera de sus ojos (tan celestes y tan civilizados que parecían...) que ya habían descubierto la rendija del telón por donde escapar de la realidad a la realidad.
Al principio el pequeño bloque era medio incómodo para habitar, y cada tanto volvía al Tupper a estirar las piernas. Pero ese minúsculo oceano rojo fue creciendo día a día devorando su entorno, incluso hasta el pequeño tuppercito rosa que en algún momento había sido su mundo.
Ahora ya no escapan sus miembros, dislocados y alocados, a reclamar atención. Ahora ya no le importa que se le quemen algunos pochoclos del fondo de la sartén...

jueves, 21 de febrero de 2008

La muerte de LA MUERTE...

En una cordial velada, discutía con mi alma gemela acerca de los avatares de la muerte; comenté que noches atrás, mientras degustaba a Inodoro Pereyra "El Renegau", fui conciente por primera vez en mi vida de lo inevitable de mi naturaleza mortal, de que realmente en algún momento de mi existencia debia morir. La cuestión se pone más interesante si agregamos que no creo en todo el merchandising cristiano ni sus derivados por sustitucion (Islam y Judaísmo), lo que me lleva a tener que representarme la idea de un corte abrupto en el devenir de mi conciencia; tal imagen fue impactante (en el buen sentido, puedo decir). Ante mi relato, la ya citada luz de mis ojos, alegó que, aunque el paraíso no existiera, las ansias de perpetuidad estaban garantizadas por la genial invencion hindú de la reencarnación. De esta forma la esencia vital se mantiene incolume ante la irrefrenable erosión de su soporte corporal (sea cual fuere). Ante tal tesis sugerí que yo creía mas bien en una especie de "energía" (sin hablar en términos de termodinámica) total en el universo, la cual se repartía en las distintas partes componentes. De esta forma, cuando el cuerpo cumple su ciclo la energía liberada vuelve a esa masa y se reutiliza para otros fines. En términos prácticos esta tesis no difiere de la de la reencarnación, ya que desde ambas posturas se sostiene que uno no tiene conciencia de los rumbos recorridos por la energía que hoy se encarna en su cuerpo. Incluso para quienes sostienen tener vivencias que evidencian haber pertenecido a otro cuerpo en otros tiempos, la tesis "energética" es totalmente válida, ya que si todo forma parte de una unidad, las vivencias podrían transferirse (incluso no sería ni siquiera transferencia porque es todo una misma cosa). Le diferencia esencial entre estas dos visiones es justamente la referente a la esencia, la tesis de la reencarnación postula una unidad esencial que iría siguiendo un derrotero en función de sus méritos en las distintas vidas. La segunda tesis no requiere la referencia a ningún tipo de partición o trascendencia; incluso para los fanáticos de la ciencia se estarían llevando dos creencias al precio de una, ya que la tesis energética se lleva bastante bien con los postulados de la física sobre la energía.

Y por si esto fuera poco, tambien se va a llevar por el mismo precio un dosis vitalicia de Prozac para que no me derroche energías (que al fin y al cabo tambien es mía, juna y gran siete) deprimiéndose porque no va a ver a sus parientes cuando se muera o porque ningún perro va al cielo.

Para los más asérrimos creyentes tenemos el pack "¡existe la vida despuésde la muerte, carajo!" que viene acompañado por un lindo latiguito y un calendario de ayuno con la cara de ese de la vinchita de espinas.

Y si lo tuyo es el determinismo liso y llano, tenemos el manualcito "¡la de Newton es más grande, manga de giles!" que viene con la mansanita y todo (no la de Adan, esa va con el combo anterior).

Me despido dejándoles un mensaje: no estamos solos en el Universo... ET es la prueba viviente...