sábado, 3 de noviembre de 2012

La Universidad de la vida [es la vida]. Notas.

"Porque aparece la idea, de que complementariamente a la escuela, había que crear espacios y actividades educativas; no dejar a los chicos a su aire porque están perdidos (la desconfianza en la naturaleza humana que se traduce en negar radicalmente las virtualidades del niño frente al mal ubicuo es otro de los grandes motivos que mueve a la sociedad)."

Un curso intensivo de circo, trapecio, tela, la bío-guía, murga, stand-up, Torneo de fútbol los lunes y entrenamiento los jueves, Malabarismo... Todos "hobbies" y sin embargo acabo de caer en la cuenta que tranquilamente podrían ser estas mis materias (con algunas modificaciones) y cuando "yo quiera/pueda/lo haga" mis horarios de cursado.

Las redes sociales se erigen no solo como una estúpida forma de exhibicionismo (tanto físico como psíquico) sino también como una importante manera de difundir "cursos", "clases", "eventos", de aquellas cosas que las instituciones oficiales (galardonandote con un título que te abrirá muchas puertas) no ofrecen, son imposibles de acceder o simplemente no hay interés de hacerlo.

Sin importar entonces el poco prestigio socio-económico que se pueda obtener, multitudes de jóvenes hacen lo que les place. De esta manera aprenden y como si fuera poco, también lo disfrutan. Aprenden. No lo que algunos, pongámosle a fines prácticos "adultos", quisieran o consideran útil, pero al menos sí lo que a ellos les gusta y en la medida que el fin es la felicidad, entonces también consideran útil.

Al considerar como se multiplica la oferta de actividades alternativas que en general hacen eje en la reproducción del arte, el deporte o destrezas físicas, la ecología, la vida saludable tanto psíquica como física, la cultura (en su sentido de uso cotidiano o en el que les plazca usarlo), no es necesario recurrir a un salto cuántico para ver en este movimiento, comparable a los años de erudición en donde se viajaban kilómetros para tomar clases con algún renombrado profesor, un nuevo inicio de futuras "facultades" en tanto instituciones de instrucción que congregan diversos saberes que convergen en algún punto o simplemente caminan en forma paralela y por lo tanto se relacionan; podría pensarse en una agenda en donde las "materias" fueran de elección personal y por ende los puntos nodales entre ellas serían de nuestra inventiva. Una película que expresa en cierta forma esta idea es "Accepted" (o algo así), en donde un puñado de jóvenes crean una universidad porque no han sido aceptados por ninguna otra, si bien está ornamentada con la horrible estética hollywoodense, hace un buen trabajo representando sus inquietudes.

El primer párrafo citado textualmente, expresa fielmente lo que a mi entender, es el pensamiento, a veces explícito a veces tácito del "adulto" promedio; más allá de cualquier discurso en donde se integre a los jóvenes siempre se refiere a sus virtudes en la medida en que sintonicen con lo esperado por aquellos que ya han superado esa etapa. Bajo esta mirada penetrante e invasiva que los enjuicia y cataloga y entonces discrimina y descarta, es que terminan por desarrollarse, repitiendo las mismas formas de existencia que sus antecesores.

Primeras notas, me fui a comer.

sábado, 27 de octubre de 2012

Derrotismo

Una niña juega dulcemente en el patio de su jardín. Al cabo de un rato, alguien le ordena ingresar al salón. La maestra de la salita Verde tiene esa injerencia sobre ella. Al finalizar su jornada laboral, dicha maestra pasa por dirección. Allí, la directora la saluda cordialmente y la obliga a firmar antes unos papeles sobre un tema legal. Esa directora es su superior, por ende, tiene la potestad de imperar sobre sus actos. Esta mujer, la directora, ese día llega a su casa algo exhausta, y allí se le ocurre ampliar un sector de la escuelita. Para ello debe recurrir a una autoridad de la educación local, la rectora de la Universidad de la cual depende la escuela. Esa rectora, para brindar los fondos, debe solicitar un pedido firmado a alguien con aún más poder que ella: el ministro de educación de la ciudad. Ese ministro no puede garantizar el préstamo sin antes escuchar el "ok" de su superior, el intendente. El intendente de la ciudad es un hombre poderoso. Pero no lo es tanto como aquel que tiene injerencia sobre él y los demás intendentes de la zona: el gobernador. El gobernador, un hombre con bastante poder de ejecución sobre un amplio número de personas, pasa su mandato tomando difíciles e incómodas decisiones. Sin embargo, ese número de personas sobre las cuáles tiene poder, aún es restringido. Hay quien tiene un mayor alcance a nivel nacional: el presidente. Sí. El señor presidente.
La pregunta es: ¿Qué nos hace pensar que la cadena vertical ahí concluye? ¿No es, acaso, demasiado probable que el presidente sea subordinado por un "director mundial"?
No lo conocemos. Nunca nos hablaron de él. Bueno, a lo mejor esa sea su tarea. Esperar que todos creamos en nuestro país como un ente independiente. Quizá sea una forma de mantener con esperanza a las personas. "Pero alguien debería haberlo visto". Bueno, yo nunca vi ni siquiera a mi gobernador en vivo y en directo. Jamás a mi presidente. ¿Por qué vería al director del mundo?
Si esa persona no existiese, como decía René Descartes, no tendríamos en la cabeza la idea de que existe un Dios. Si alguien con ese nivel de superioridad no nos hubiese metido inconscientemente en la cabeza la posibilidad de su existencia, nunca hubiesemos imaginado la inmortalidad de un ser, porque no es algo sobre lo cuál podríamos tener la experiencia de conocer. No necesariamente el dueño del mundo sea inmortal, pero su poder es tan grande que la idea inconsciente de su posible existencia le otorga divinidad automáticamente.
¿Qué nos hace pensar, además, que ese director del mundo no responde a un superior interplanetario? ¿Que la vida en otros planetas no existe? A lo mejor, hacernos creer que no, es una estrategia política. "Si así fuese deberíamos haber visto algún extraterrestre". Puede ser, yo nunca vi uno. Pero tampoco vi a un irlandés, y eso que supuestamente viven en mi mismo mundo.
Mientras el Gran Hermano, o Dios, juega al TEG con nosotros, nosotros jugamos a ser alguien importante. Jugamos a tener familia, una carrera, un trabajo. Nos brindan esa posibilidad de elegir, de jugar, de divertirnos, posiblemente para no bajar los brazos y seguir haciendo que todo funcione. Tomamos decisiones, pero nunca dejamos de ser soldados de él. Si no lo fueramos, ya no le serviríamos. Mientras nos sigamos reproduciendo, seguiremos siendo cómplices de la esclavitud humana. La vida no existe, es un engaño organizado.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Hasta nunca

Llegó de hacer las compras para el almuerzo, se sacó el saco, se puso el pongo y se sentó en la mesa de la cocina, madera de roble, trabajo de su cuñado el carpintero. Agarró un bollo de pan y se lo mandó entero al buche. Lo mordisqueó con violencia y lo masticó como si fuese la molleja de una vaca añeja. Se tiró un cuete. No le importó, pues estaba entre varones. Su hijo, el cabeza de zapallo, le gritó que era un cochino insoportable. Él no le contestó un coño. Se sirvió un tantito de vino rosado en una copa y lo bebió en un santiamén. El cabeza de zapallo molestaba a mansalva. En ese momento se encontraba tirando buluquitas a su hermano mayor, un ser obeso y de manos enormes. Separó a sus hijos cuando estos se fueron a las manos y le metió un chirlo en el culo a cada uno. Miró la hora y era la una, la puta una. Debía ir a trabajar para pagar la hidrolavadora. Insultó a Dios y se cagó también en su madre. Acto seguido, se sacó el pongo y se puso el saco. Advirtió represalia para sus herederos si llegaba a enterarse de alguna macana que se mandaran. El hijo obeso, es decir, el gordo hijo de remil puta ese, se quejó a diestra y siniestra. Él no lo escuchó. Abrió la puerta y se marchó. Nadie supo bien por qué. A Paris, ella, su mujer, se había ido. Él había quedado encargado de la casa y de sus hijos. Esa tarea le fue un trajín insoportable. El cabeza de zapallo le curtió la existencia hasta la llegada de la mujer. Una vez que ella se hizo presente en el portal de la casa, tras quince meses de ausencia, él la saludó con un beso en la mejilla. Sin darle explicaciones, se largó, abandonando a su familia para siempre. Lo último que oyó antes de tomarse un taxi y alejarse al fin su mujer y de sus hijos, fue el grito de algún capricho del cabeza de zapallo.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Entretiempo


El árbol era arrugado, húmedo y arrugado, como el cuajo o como una corteza de pan mojada en la leche; las zapatillas resbalaban al mínimo movimiento; la ropa se empapaba al instante. Sus hojas colgaban casi con asco, tratando de alejarse cuanto podían de aquel tronco lloroso; soñaban toda su vida con el otoño, con morir cayendo lejos de su mohoso captor; el bosque se retraía en un claro como un paréntesis en el trazo del paisaje. Solo aquel taciturno muchacho insistía en penetrar en su copa, alcanzar sus ramas más altas, recostarse en su tronco y mirar a las estrellas que se burlaban desde las alturas. Tal vez sólo él comprendía que esas melancólicas emanaciones eran el llanto eterno por el implacable devenir de las horas; o quizás eran una forma de congelar el tiempo, de sustraer su taciturna estampa de las voraces arenas en que se desgranan los días.
Solo un día comprendió que la mejor forma de vivir a la ribera del tiempo es en el remanso que se forma en los labios de una mujer cuando susurra su amor en tus labios.

martes, 13 de marzo de 2012

De barrio Güemes al Paseo de la Fama

Mientras viajaba en un taxi (no porque sea rico, sino porque llegaba tarde), tuve la suerte, o quizá la mala suerte, ya que hoy es martes 13, de escuchar el tema que estaba sonando en la radio. Inmediatamente puse atención al estribillo de la canción, el cual hizo surgir en mi mente varios interrogantes. Este decía: "Te extraño amor, como el mar extraña al sol". Por supuesto, era interpretado por una cantante de esas que son todas iguales, por lo cual no quieran saber su nombre porque no interesa. Ese estribillo era repetido una y otra vez, como si la mujerzuela, o bien, sus productores, quisieran dejar en claro que era lo más picante del hitazo. Tras la repetición continua, interminable e inagotable de esa frase, se me ocurrió una idea: como justo estaba yendo a la facultad, pensé en mi salida laboral. Luego me imaginé que, como muy probablemente mi profesión futura sea la de periodista, quizá algún día pudiese tener la oportunidad de satisfacer todos mis interrogantes entrevistando a la persona en cuestión. Entonces visualicé en mi mente un hotel, si se quiere, el Sheraton, de noche, con luces que denoten prestigio, y la muchacha, cantante, estrella, joven y seductora, rubia, seguramente, saliendo de sus puertas con los labios pintados y dos o tres guardaespaldas siguiéndola por atrás. Por supuesto, yo, junto a un tumulto de periodistas, con el micrófono en la mano, tras haber esperado alrededor de cuatro horas la exclusiva con la estrella del pop, cansado y adormecido, despertando de golpe de mi sopor para correr hacia las escaleras por donde la cantante bajase para subirse a su limusina. Allí es cuando, ante los oídos sordos de la mujer que aclaró en Intrusos: "no voy a hablar más con la prensa", le tiro una catarata de preguntas para ver si tengo la suerte de que me responda al menos una, para poder luego volverme a casa satisfecho de no haber perdido el tiempo y de haberle brindado a mi país, a mi hermoso país, a mi amado país, al cual con tanta dedicación me gustase informarle día a día los chismes de los famosos, una cálida sensación de que su estrella aún tiene algo que decir. Pero cuando me acerco a ella y estoy a punto de preguntarle lo que el jefe de redacción me había hecho anotar la noche anterior como ayuda memoria, para tenerlo bien fresco, para no olvidar ninguna pregunta de vital importancia —y digo vital porque de esas preguntas depende la vida de muchos fans— y salir airoso de mi encuentro con la número uno del pop argentino, mi cerebro hace un click. Hace un click y me doy cuenta de que nada de lo que estoy por hacer tiene sentido. Entonces, como para no haber ido ahí y esperado cuatro horas al divino botón, la baño de interrogantes, pero interrogantes que nada tienen que ver con los que el jefe de redacción me había hecho anotar, ni con alguno que quizá le importase a alguien en mi puto país. La inundé de preguntas que me salieron del alma, desde lo más profundo de mi corazón, impulsadas por la sed de demostrar que gracias al cielo fue todo una pantalla ficticia de mi mente, que en realidad no es cierto, porque jamás sería reportero de un programa de chismes, y jamás trabajaría para alguien que quiere saber los secretos de una cantante de cuarta como esa.

Me acerqué, me escabullí por debajo de unos camarógrafos y lancé mi bataola de preguntas:

Cuando en tu hit decís, en realidad, repetís mil veces hasta el infinito: "Te extraño amor, como el mar extraña al sol" ¿A quién extrañás tanto como para repetirlo tantas veces? ¿Por qué no se lo decís personalmente en lugar de hacernos escuchar a todos una y otra vez tus problemas amorosos? ¿Que lo extrañes como el mar extraña al sol significa que es mucho o es poco? Porque el mar y el sol se ven todos los días durante, más o menos, catorce horas. ¿Lo ves catorce horas por día y lo extrañás mucho? ¿A caso laburan juntos? ¿Y si le querés decir que justamente por eso, porque lo extrañes como el mar extraña al sol, lo cual debe ser casi nulo, lo extrañás muy poco... por qué se lo decís? ¿Te peleaste y lo querés hacer sentir mal? ¿O vos serías el mar y él sería el sol y como es de noche no lo tenés y extrañás el calor que te hace sentir de día? ¿Por qué cogen de día siempre, entonces? ¿Sos puta? ¿Cogés catorce horas por día y lo seguís extrañando? ¿Por qué pasan, entonces, tus canciones en horario de protección al menor? ¿Si sos puta no deberías estar trabajando a esta hora? ¿Si te pago me chupás la pija? ¿Te parece buena la cancioncita que cantás? ¿Por qué crees que como inventaste esa rima barata vale la pena repetirla tantas veces? ¿Querés que escuchemos una y otra vez la magnífica obra semántica que te mandaste? ¿No será que lo del mar que extraña al sol sólo se te ocurrió porque "sol" rimaba con "amor"? ¿0 agregaste el "amor" porque necesitabas una palabra que encaje con esa analogía de cuarta? ¿Un mar que extraña a un sol? ¿Qué clase de mierda barata es esa? ¿Por qué no utilizaste "vida", o "gordito", o "chancho", o "turrón de quaker" y te armabas una rima más original? ¿Sabías que encima "sol" termina en "ol" y amor termina en "or"? ¿Sabías que la ele es distinta que la ere? ¿Por qué mierda no te ponés a estudiar música? ¿O por qué no corte y confección, por lo menos, que me anda faltando una costurera que me arregle el saco que se me abrió en la parte de la axila cuando levanté mis brazos para taparme los oídos cuando pasaban tu tema en la radio? ¿Por qué no ta vas a la puta madre que te re mil parió y la concha de tu hermana?

Como no podía ser de otra manera, no contestó ninguna pregunta. Me echaron del trabajo por no respetar lo pactado. Me cagué de hambre un mes y comí pan duro. Mientras tanto, la zanjuda esa comía en restaurantes elegantes, paseaba en su limusina y firmaba autógrafos. A los dos meses nunca más nadie supo de ella, porque sus productores se cansaron de su voz, de su cara, de su histeriqués, de su cabeza hueca, la mandaron a la puta que la parió y se buscaron a otra persona, o mejor dicho, otras personas, un grupo de pibitos parecidos a los "Wachiturros" (quienes —los Wachiturros— metieron en Buenos Aires 180 mil personas el otro día) , para exprimirlos y sacar dinero con ellos. La tunuda esta desapareció de la faz de la tierra, pero qué le importa, si tan tonta no fue: con dos meses de fama se aseguró en el banco comodidad para el resto de su vida y la vida de sus hijos. Y yo como un conchudo buscando laburo, comiendo pan duro.