martes, 23 de noviembre de 2010

Historia de una historia...

Ésta historia trata sobre un muchacho que tenía ganas de escribir una historia, pero no se le ocurría nada. Pensaba, pensaba y pensaba, pero la nada era lo único que daba vueltas por su imaginación. Es decir, no tenía ninguna idea sobre qué diablos escribir.
Fue a la heladera, buscó algo para tomar y así refrescó su cuerpo y su mente. Una Paso de los Toros fue el pie para recomenzar la búsqueda de ideas. Se le ocurrió, por ejemplo, mencionar la marca de algún producto, para atraer a un público capitalista.
Volvió al escritorio, se sentó en la silla con rueditas, luego se recostó ligeramente y clavó su mirada en la ventana. Unos dulces pajaritos creaban una atmósfera de libertad, promovida por el ferviente retrato de naturaleza viva, logrando instalar en su deambulante pensar un dejo de tranquilidad. Entonces, se le ocurrió, por ejemplo, usar alguna frase poética que sonara linda.
Giró su cabeza hacia la izquierda y se encontró con su guitarra, ahí, apoyada contra la pared. La agarró y comenzó a hacerla sonar a ver si eso lo inspiraba en algo. Un par de canciones de Red Hot Chili Peppers fueron todo el repertorio, para luego darle fin a su acto musical. Al rato se le ocurrió que quizá quedaría bien citar el nombre de alguna banda de moda en su relato, para que la historia quedara más canchera.
Pero cuando intentaba agarrar el teclado y escribir, no le salía nada. Sentía como si pusiera siete delanteros en cancha y no pudiera hacer el gol. Pero de su cabeza seguían surgiendo ideas, como por ejemplo, usar términos futbolísticos para atraer al público masculino.
Todas las ideas del mundo estaban sobre la mesa, pero no podía conectarlas.
Para inspirarse aún más, decidió buscar en Internet el Blog "Trébol de Tres: Deshojando la modorra...", para así leer los relatos y obtener ideas. Pero no ideas muy brillantes obtuvo, más que citar algún símbolo familiar que cause sensación en sus parientes.
El muchacho ya cansado de tantas vueltas, como si fuese un bailarín del programa de Tinelli, se daba cuenta de a poco de que quizá no era el día para escribir. Ni siquiera su última idea de hablar de la farándula para atrapar a los televidentes chismosos fue lo suficientemente fuerte como para decidir escribir.
Pero cuando decidió levantarse de la computadora e irse a la cama resignado, miró el monitor de su computadora. Su historia ya estaba escrita.

4 comentarios:

Onom Atop Eya dijo...

pensaba escribir sobre lo brillante que me pareció haber creado a partir de no poder crear algo, pero luego pensé que no iba a quedar bien, así que dejé el comentario en blanco...

Раскольников dijo...

Estudiando a full gente y ahora laburo!!!! solo tengo una cosa que escribir, y tengo que darme prisa porque será demasiado tarde sino...

Muy buena reflexión, claro ejemplo de lo que me decían, solo cuestión de sentarse, que hasta cuando las palabras no aparecen, aparecen. Antenoche casi que me levanto a las dos de la mañana (desde las 00:30 pensando giladas) a escribir. Confié en que me al otro día me acordaba, pero se me olvidó que tenía que acordarme.

Lojodio A. Lojotáreo dijo...

Me quedé con ganas de saber el final. En ningún lado dice cuál historia es la que escribió el muchacho...

ORSHE dijo...

viejos ladrones como Serrat y Calamaro ya han usado el mismo truquete. En ellos siempre me pareció patético, ya que se debían a un mercado. En tu caso me pareció simpático (y más original que la de los otros dos ladris) ya que gozás de la libertad de escribir lo que te plazca.