jueves, 29 de abril de 2010

La verdadera historia de Jesús (Cuento infantil)

Jesús iba caminando por un bosque tocando la guitarra. Vino un monstruo y le pidió la hora. Jesús sabía que era una excusa para devorarlo. Se hizo el boludo y empezó a sacarle charla sobre temas como el dengue o el terremoto en Haití. El monstruo se prendió en la charla. Pasó una señora. Con traje de cola. Era Susana Giménez. Te estamos llamando. Queremos jugar. Sacó un celular. Llamó al 911 para ayudar a Jesús. Nadie atendió. El número de la policía era el 101. Se acordó y llamó al 101. Le dijeron: ¡Hola, Susana! Jesús sabía que estaba hasta las manos. Empezó a sudar. El monstruo se dio cuenta. Se lo comió. Jesús ahora se encontraba en el vientre todo oscuro del monstruo. Se puso histérico. No sabía como salir. Tenía tres objetos para ayudarse. Susana Giménez, el celular y la guitarra. Le gritó a Susana Giménez que seduzca al monstruo mientras él pensaba que hacer. Susana Giménez te estamos llamando intentó seducirlo. Pero se hizo caca del miedo. Entonces el monstruo no le dio más bola. Le pidió a Susana Giménez que llame con su celular a la casa de los apóstoles. Atendió Judas. Susana le explicó lo ocurrido. Éste insinuó cosas como que no se escuchaba nada y cortó. A Jesús sólo le quedaba la guitarra. Se puso a tocar canciones del Chaqueño Palavecino. El monstruo se puso a bailar y a cantar “Porque del dicho al hecho hay un largo trecho, hay un largo trecho”, pero como no se sabía la parte que seguía, se hizo el boludo y se puso a tomar un vaso de agua hasta que volviera el estribillo ese. El agua mojó a Jesús dentro del vientre del monstruo. Se le arruinó la guitarra. No le quedaba otra que buscar en la oscuridad interior del monstruo. Revolvió los objetos que había adentro del ¿qué?, Del monstruo. Encontró a Jonás. Jonás le dijo: Loco, siempre me comen todos, las ballenas, los monstruos. Jesús se le rió. Jonás le pegó un puñete en el ojo. Jesús le dijo hijo de puta. Jonás le pegó de vuelta. Vino un abuelo de Jonás que también estaba en el vientre, porque se ve que era hereditario y les dijo: Juego de manos, juego de villanos. Jesús y Jonás se dieron la mano. Jesús le dijo Amigorila! Jonás le dijo pelotudo. Jesús sintió pasos en el exterior. Pasó una señora. Con traje de cola. Jesús le gritó. Ella no escuchó. Era ciega, sorda y muda. ¿Era Shakira?. Definitivamente no. Shakira es cantante, por lo tanto no es muda. Jesús siguió buscando cosas en la oscuridad. Encontró una figurita de Bananas en Pijamas. Dijo: ¡Mortaaaal!, y se la guardo en el bolsillo. De repente, el monstruo empezó a festejar. El equipo de Los Monsters le había ganado a Michael Jordan y los Tiny Toons el partido revancha del torneo de verano en Mar del Plata. El monstruo se fue con los miembros del equipo de joda, joda, joda. Para festejar. Tomaron alcohol. El monstruo estaba nervioso porque su papá no lo dejaba hacer algunas cosas. Se pasó de copas. Jesús quedó empapado en el alcohol que el monstruo había tomado. El monstruo fue al baño. Vomitó en el inodoro. Al fin Jesús pudo escapar. Cayó en el inodoro. Vino una señora. Con traje de Batman. Porque había una fiesta de disfraces. Tiró la cadena. Jesús fue a parar a las cloacas. Cayó en medio de los soretes. Se puso descontento. Se paró y empezó a correr. Tenía que estar en la casa a la una. Eran las ocho. Llegó, pero se encontró con un panorama malo. La policía entrevistaba a Judas. Éste decía: Ahí viene Jesús, el mató a mis once amigos, rompió mis cosas y me robó todo. Jesús echó un vistazo. Había once apóstoles muertos, la casa estaba rota y los objetos de valor no estaban. El policía lo arrestó. Le dijo que tenía derecho a guardar silencio. Jesús no lo guardó un carajo. Dijo que lo miren, que él no era capaz de hacer semejante barbaridad. Dijo que él buscaba el bien y no lo otro, el mal. El policía le dijo: Señor, usted tiene olor a alcohol en todo el cuerpo, tiene los pantalones cagados, meados, y su cara está morada, como si se hubiese agarrado a trompadas. Usted está borracho. No sabe lo que dice. Lo subieron al móvil y se lo llevaron. Así fue crucificado, muerto y sepultado. A los tres días revivió. Se había dejado la billetera en la mesita de luz. Justo pasó Jonás. Jesús le dijo: Amigo, necesito que le cuentes a éste policía que yo estuve con vos en el momento del crimen. Jonás le contesto: ¿Amigo?, Amigorila! Y se fue. Jesús se tuvo que volver a morir.



Moraleja: Nunca hagas un juego de palabras con alguien que fue devorado. Después te puede robar el chiste.



Jesús se hizo famoso. Su injusta historia conmovió al mundo. Judas fue descubierto como mentiroso y culpable recién cuando ya estaba muerto. Es decir, a las dos semanas. Palmó de un paro. El monstruo tuvo que ordenar todo su cuarto porque su padre lo retó y lo puso en penitencia. Jonás fue devorado por las pirañas del río Nilo. Y a Susana Giménez, la estamos llamando. Queremos jugar.

3 comentarios:

Onom Atop Eya dijo...

Hisopo se caería de culo (o de oreja?) al leer tremenda fábula.
Por fin alguien que arroja un poco de luz en la misteriosa historia del flaco este (y en la de Susana...). Brillante relato producto evidente de una intensa revisión historiográfica.
Lo aplaudo emocionado amigo... Amigor...!!

ORSHE dijo...

casi diría que a este relato sí me lo creo y no a la pendejada que nos quieren hacer creer. Ademas es tan de la iglesia eso de que el muchachito es el que se come todos los garrones. y eso para que nos creamos que aca hay que estar para comerse garrones.
Cuando el verdadero héroe de la historia debería ser Poncio Pilatos, que mandó a fusilar a cristo sólo para cumplir la voluntad popular, siendo que el no quería. Además de que se culeaba todas las pendejas y se hacía atender como un duque.

Lojodio A. Lojotáreo dijo...

El comentario de Orshe me hizo mear de la risa. Es casi tan bueno como la verdadera historia de Jesús.