La perspectiva de caminar junto al espejo resulta insoslayable, no quedan más retazos que la tibieza de ese pañuelo que algún día fue feliz, ese pedazo de humanidad que logró volatilizarse y esfumar todo el pesar que pudo arremolinarse en sus entrañas. Los días ya no amanecen con el resplandor en las mejillas, las pancartas de los sueños mitigaron los arrebatos de furor que nublaban los oscuros entreveros de la selva almidonada... el día se despierta sonrojado por el tibio vino de la ilusión, la compañera esperada, largamente esperada, zigzaguea juguetona entre las moribundas calas que invocan otros tiempos más oscuros...
Caminar, hoy en día, resulta más sublime...
2 comentarios:
Si. Caminar, hoy, es más facil que todas esas cosa...
Uste hace crepitar el casteyano en la hoguera de la puesía, de donde emana esa calor que hace traspirar el alma de su letor abitual.
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